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Para los pobres el frío de la indiferencia

  • Por Diego M. Vidal
  • 20 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

La ola polar que azota Argentina, Chile y Uruguay, también alcanza al Brasil donde en algunas regiones las bajas temperaturas registraron precipitaciones heladas y obligaron a resguardarse en sus casas a la población, acostumbrada a un clima más agradable.

El frío meteorológico atacó con crudeza y los que mayormente sufren sus consecuencias son las personas que viven en las calles, sin embargo la frialdad insuperable es el trato de las autoridades e instituciones estatales que minimizan la existencia de esta realidad o las pasan por encima.

Si algo emparenta a ciudades como Buenos Aires o San Pablo (SP), es que sus administraciones sólo tienen políticas de indiferencia para los pobres, cuando no violentas. Los desalojos compulsivos de lugares públicos en la capital argentina, suman ahora la realización de censos incompletos en los que pasan por alto barrios enteros y registran miles de ciudadanos menos en situación de calle. Una actitud que linda con lo criminal, si se toma en cuenta que hay cientos que no recibirán ayuda preventiva cuando el termómetro marca bajo cero. La casi decena de muertes por hipotermia de los últimos días en varias zonas del país, lo alertan.

Arrojan agua fría contra personas en situación de calle en San Pablo

En el caso de la capital industrial brasileña, cuyo alcalde es un conductor de televisión y empresario millonario del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), hay un ensañamiento cruel con quienes duermen a la intemperie. A los “dientes” de cemento que mandó a construir debajo de los puentes para que nadie se recueste debajo de ellos, en busca de amparo, se agrega que poco después asumir su gestión hizo colocar telas debajo del viaducto Doctor Plínio de Queirós para ocultar a las familias que viven allí en pésimas condiciones, pero a cubierto de un techo de hormigón que los cubra del sol impiadoso del verano y las lluvias de invierno. Ahora, con la frialdad de la madrugada llegan los manguerazos de agua helada de la empresa tercerizada de limpieza y en lugares como la Praça da Sé, en el Centro paulista, barrieron literalmente a quienes dormían allí, mojando sus mantas y abrigos. Todo sin aviso previo, más bien como una brutal forma de despertarlos y recodarles que la ciudad no tiene lugar para ellos. Algo que los “moradores de rúa”, como se los denomina en Brasil, no olvidaron y cuando Doria quiso aparecer como buen samaritano repartiendo mantas fue repudiado por quienes conocen la hipocresía en carne propia cada día.

Aquí no acaba la crueldad gubernamental que el funcionario del PSDB parece tener como una de sus principales acciones de gobierno. La Guarda Civil Metropolitana de SP tenía prohibido por decreto del anterior Prefecto Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, retirar las pertenecías de las individuos que se hallaran en condiciones de calle. Hasta que Doria decidió reformarlo y con otra disposición habilitó a los agentes a requisarlos sin más. “Sería una falta de humanidad” retirar los cobertores y otros bienes de esta gente marginada, dijo a la prensa el Jefe de Gobierno de San Pablo y enseguida aclaró que igualmente lo autorizaba para que la policía municipal no incurriese en ilegalidades a la hora de actuar “deshumanizadamente”.

Cinismo sin fronteras.

 
 
 

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