Morir de miedo en Brasil
- por Diego M. Vidal, desde Brasil
- 12 abr 2019
- 2 Min. de lectura

El asesinato por 80 disparos de una patrulla militar del músico Evaldo dos Santos Rosa, en Río de Janeiro, cuando circulaba en auto con su familia a bordo, se da en momentos en que Jair Bolsonaro y su ministro de Justicia, el ex juez Sergio Moro, impulsan la liberación de tenencia de armas uno y mayor laxitud en el accionar de las fuerzas de seguridad el otro.
En la misma semana en que acribillaban a Evaldo, en el nordeste del país la policía abatía “por error” a un diseñador de interiores de la ciudad de Aracaju, Sergipe. Ambas víctimas tenían en común ser jóvenes y negros. Un aditamento que las balas policiales y del ejército parece tienen como objetivo primordial, antes de preguntar o averiguar.
Sin embargo, las últimas encuestas entre la población brasileña dan cuenta de que el 81% está en contra de las medidas promovidas por el gobierno de Bolsonaro para combatir el delito o prevenirlo. Que la única solución sean los tiros, de uniformados o civiles.
También el miedo es otra de las cuestiones que estas políticas que la derecha pide a los gritos cuando es oposición y aplica con gusto al gobernar. Según Datafolha, la consultora cautiva del influyente periódico Folha de São Paulo, el 59% de los jóvenes negros y de bajos salarios temen a la policía y sólo el 39% dice tener confianza en ella. La cifra se invierte cuando se trata de personas blancas, adultas y con mayores ingresos, quienes se sienten más seguras en un 64% ante la presencia policial. De todos modos, el resultado final de la pesquisa señala que el 51% total de los habitantes del gigante Sudamericano confesaron tener más miedo que confiar en los profesionales de la seguridad pública.
Los hombres negros, y la juventud en especial, tienen números de donde asirse para justificar su terror. El Fórum Brasilero de Seguridad publicó en su Anuario 2018, que sólo en São Pablo el 67% de los muertos a manos policiales eran afrobrasileños y mestizos, el 17% tenía menos de 17 años. “La caída en el número de homicidios en São Paulo, que disminuyó un 65% entre 2001 y 2016 no produjo una caída en la letalidad policial, que aumentó un 42% en el mismo período”, agrega el sitio de noticias Brasil de Fato.

El temor suele ser una herramienta de control que utilizaban las dictaduras cívico-militares que asolaron la región entre la segunda mitad y el final del siglo XX. Una sensación colectiva que crece ante las atrocidades de agentes del Estado, minimizadas como “un incidente bastante trágico”, de acuerdo a la visión Moro, titular del Ministerio de Justicia y Seguridad de Brasil o el negarse a “hacer juicios de valor”, como consideró el gobernador de Río Wilson Witzel, bolsonarista él y partidario de combatir el crimen con francotiradores.
“Ante tantas tragedias, los números y los episodios de violencia registrados”, concluye el informe del Fórum, “nos preguntamos si seremos capaces de movilizar alrededor de la vida o si, por el contrario, vamos a seguir en un barco perdido en el río Tíber, el primer y largo tramo que lleva las almas al Purgatorio, tan bien descrito en la Divina comedia por Dante Alighieri”
¿Brasil está a las puertas del infierno tan temido?
Fuente: Mate Amargo
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